Aprender música con el método Suzuki
La música es, indudablemente, la sal de la vida. Escuchando una melodía podemos viajar en el tiempo, una simple nota musical puede hacernos evocar un universo entero. Con ella es posible atenuar la tristeza, contagiar alegría y también encontrar tanto la más armoniosa tranquilidad como la exaltación y la euforia. Además, escucharla a menudo y aprender a tocar un instrumento puede ayudar significativamente ya que, entre otras cosas, mejora el rendimiento escolar de los niños, genera una inigualable sensación de felicidad y disminuye el esfuerza físico a la hora de hacer deporte.
Una forma de acercamiento eficaz a ella es con el método Suzuki , un programa de enseñanza creado por el pedagogo y violinista japonés Shinichi Suzuki que se basa en la premisa de que la música es un lenguaje que cualquier niño puede incorporar del mismo modo en que adquiere su lengua materna.
La propuesta apunta a que el talento no es innato, sino que todos pueden aprender a tocar un instrumento con un alto nivel de complejidad. Entérate en qué consiste para luego descubrir los importantes beneficios que puede traer a tu vida y a la de tu familia. Ponlo en práctica y suma una actividad más para pasar más tiempo de calidad con los que más quieres.
Principios fundamentales
- Estimulación temprana: Cuanto antes empiecen es mejor, lo ideal es escuchar música desde el nacimiento y comenzar con la capacitación a partir de los tres o cuatro años, aunque nunca es tarde para animarse y los resultados siguen siendo buenos.
- Escucha constante: Al igual que sucede con la lengua materna, los niños logran aprender luego de la exposición constate. Así, podrán incorporar tanto palabras como piezas musicales después de haberlas escuchado cientos de veces.
- Repetición: Cuando ya se ha aprendido una pieza musical no se deshacen de ella para comenzar con otra, sino que, al igual que sucede con las palabras, las van incorporando a su vocabulario o repertorio para utilizarla de maneras más complejas y nuevas. Además, los ejercicios técnicos no se plantean aislados, sino siempre como parte de un contexto musical con un propósito expresivo.
- Lectura postergada: Del mismo modo que se aprende primero a hablar y luego a escribir, el método Suzuki propone desarrollar una habilidad técnica básica con el instrumento para, recién después, pasar a la instancia de la lectura musical.
- Contención familiar: La enseñanza no acaba cuando terminan las clases, sino que continúa en casa con ayuda de papá, mamá, abuelos y hermanos. Así, no dejan de participar de un ambiente musical – como tampoco dejan de escuchar la lengua materna cuando salen del colegio-. ¿Cómo podemos generar ese ambiente? Aprendiendo a tocar junto al pequeño, poniendo música en casa o, simplemente, alentándolo con sus tareas.
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Cinco beneficios para toda la familia
Los resultados de la aplicación de este método son realmente formidables y no sólo a nivel musical, sino también a nivel humano. A continuación repasamos los que creemos más importantes.
- Profesionalidad: Luego de transitar las diferentes instancias que propone este programa, los niños alcanzan una competencia musical de alto nivel profesional sin presión y de forma progresiva y natural. De esta manera, pueden desplegar su creatividad, mientras que al mismo tiempo el hecho de tocar un instrumento desde pequeños les permite desarrollar más su cerebro.
- Mejora el vínculo familiar: Como el trabajo nunca se detiene y sigue en casa, padres e hijos deben realizar la actividad en conjunto con compromiso, respeto y responsabilidad para que funcione acorde a lo esperado. Así, todos notarán que el apoyo mutuo es la condición necesaria para atravesar las dificultades y alcanzar las metas.
- Desarrolla la autoestima y la motivación: Luego del trabajo surgen los frutos y las recompensas. Por eso, tras las presentaciones y conciertos los niños podrán mostrar lo que aprendieron y recibir el reconocimiento de la familia y la comunidad en general para que los aliente a seguir adelante y para que noten que con esfuerzo ellos pueden lograrlo,
- Atención personalizada: Se considera que cada uno aprende a su ritmo, por lo que se respetan los diferentes tiempos de aprendizaje. Sin prisas ni presiones, cada cual irá paso por paso para superar los obstáculos. El trabajo es, por una parte, de forma individual entre el alumno y profesor para propiciar un espacio donde se puedan apuntar las instrucciones necesarias para su proceso personal, inquietudes, dificultades y habilidades. Por otra parte, se realiza de manera grupal para compartir lo aprendido con los compañeros y fomentar así la solidaridad y cooperación.
- Promueve la tolerancia y el trabajo en equipo: Como los avances se logran por el trabajo en equipo (la triada fundamental familia, docente, compañeros), los niños crecen comprendiendo la importancia del otro en el propio proceso. Además, del mismo modo que notan que sus tiempos son respetados, lo hacen con los de los demás, ya que todos ocupan un lugar de vital importancia tanto en la clase como en los conciertos.